sábado, 30 de julio de 2011

2.11 AM

En momentos como éste me gustaría tenerte a mi lado,
besarte con furia
hasta quedarnos sin aire.

Y que tus manos me destrocen
la carne,
para que luego,
con esa terrible ternura que me desarma,
lamas todas mis heridas.

Quiero tanto tener aquí,
a mi lado,
para perderme en tu cuello
y recoger con mis labios,
cada lunar que se descubra
en el espacio de tu piel blanca.

Pierdo tanto el tiempo
pensando en morderte la boca...

¡Te quiero aquí!
para enredarme entre tus curvas,
y así, sin retorno,
sacarte al fin la confesión de tus sentimientos,
que espero paciente,
mientras te adorno con mil "Te quiero"...

Quiero tu cuerpo,
quiero tu boca,
quiero tu sexo.
Y que en mis brazos
no exista otra,
solo yo en tus ojos...

Solo yo entre tus piernas...

Me desespero,
ansiada,
pensando en tu cuerpo
y tus sentimientos.

miércoles, 27 de julio de 2011

El éxtasis no tiene memoria

En aquél momento,
tu entrepierna chocó con la mía.
El estremecimiento me hizo alejar...

Pero tu mano me retuvo,
con tanta seguridad y fuerza,
que quedaron leves marcas en mis muñecas.

Sentí,
como en cadena,
la forma en que se tensaba cada vello de mi cuerpo.

Tu respiración,
mi ansiedad,
hicieron estragos en la habitación.

Y cuando perdimos la noción:
del recato y el pudor,
pude dejarme envolver en el vaivén de la situación.

Si me mordiste,
succionaste
o apretaste,
no lo recuerdo.
Solo atesoro ahora
la terrible angustia
de fundirme contigo.

martes, 26 de julio de 2011

orgullo, respuesta, egoísmo y pasión

¿Debería sentirme conmovida?

El caldo de sentimientos se ha hecho
dentro de mí.
Hierve y burbujea,
clamando desvordarse de la olla.

Me duele esa voz...
Me tiembla el alma
el sentir o percibir
alguna herida
fruto de mi lengua
pendenciera,
que incesantemente,
trama venganzas
contra ti.

Y no es que no te quiera,
Porque de quererte,
no deberías dudar.
Sino que es la inseguridad del alma,
que con desaforadas estrategias
inicia guerras contra tus
pequeños alfileres,
que incertas con inocencia
dentro de mi corazón.

Es esta alquimia peligrosa,
llena de orgullo e inseguridad,
la que no me permite ser
cien por ciento víctima,
sino que un combatiente voraz.

Perdona si ataco tus alfileres con espadas,
pero es que mientras más
me robas el pensamiento y las pasiones
más arrebatadas,
más me duelen,
hasta las brisas frías
que me tiran tus palabras.
Y si exagero o no,
poco me importa,
porque mi amor así se manifiesta,
apasionado en mi sentir y necesitar,
vengativo por orgullo y seguridad.

No me hieras
con palabras tan frías
que logran hacerme enojar.
Entrégame siempre el néctar
de tu voz dulce,
de tu risa,
de tu caricia y aroma.

Yo no quiero que provoques
lo peor de mi personalidad,
por eso hoy he temblado de dolor
y arrepentimiento,
ante esa voz que me entregaste,
llena de incertidumbre,
acongojada,
suave y débil.

No provoques mis demonios...
Sé dulce,
sé mía,
que de tu lengua se desprenda solo mi nombre,
por favor,
no provoques
mi violenta inseguridad.

No me hagas daño,
con los residuos
del batallón de mi guerra,
que incursionó
contra tu débil campamento militar.

Tan solo quiero adorarte,
y que tú me adores tres veces más,
es un amor egoísta,
pero es el amor más sincero
que te puedo dar.

domingo, 24 de julio de 2011

22.34

Yo,
la de frialdad simpática,
que se rie contigo
pero de la que,
jamáz conocerás la profundidad
de un sentimiento o pensamiento.

He sido,
a través de tus
artilugios,
convertida en un ser
completamente distinto.

Me has transformado en:
hipersensible,
irritable,
romántica,
cariñosa,
necesitada.

Y con todos esos
sentimientos,
cualquier palabra tuya
o una simple acción,
remeces mi mundo interior.

En tan poco tiempo
me has herido,
angustiado,
y volverme completamente
furiosa,
cuando no estoy preparada
ante ti.

A veces quisiera
eliminarte de mi mundo,
borrar tu celular,
no volver a contestar,
dejar de verte,
pedirte que no me entregues tus besos
y caricias.
Para luego,
temblar ante la espera de tu
aparición.

El dilema de tenerte
o dejarte,
a veces no me deja dormir.

Tan solo quisiera
que jamás
me hablaras de otras,
o que siempre me buscaras
con anhelo y pasión,
que jamás me llevaras la contra,
y que siempre,
siempre,
me hablaras con esa dulce voz.

martes, 19 de julio de 2011

03.00 AM




No debería haberte llamado...
No cuando tus ojos, tu voz, tus oídos y tu perfume
están a merced de ella.
Y yo aquí,
incrustada en esta naciente dependencia que has provocado,
no hago otra cosa que
remecerme de angustia.

Dormirán juntas,
quizás la abraces y ella te corresponda...
Así como yo he fantaseado estas noches
el ser abrazada y corresponderte.
Corresponderte con este fuego que
me quema las piernas por enredarce en las tuyas.

No debí llamarte,
no cuando mi pueril romanticismo
clamaba por una dulce palabra que
pudiera elevarme a la esperanza de tenerte,
de ser tuya.

Me dijiste que ella era tu amiga,
y si es así, entonces,
¿por qué no me dijiste como en las pasadas noches,
con esa voz tan dulce que yo creí guardabas solo para mí,
un reclamo de un deseo por mis brazos?

Si estoy imaginando que me quieres de igual forma que yo,
no me beses la frente con esa actitud de solemne entrega,
no me pidas que vele la siesta que tomas reposando tu cabeza en mis piernas,
rugiendo sutilmente como reclamo a mi timidez
para entregarte largas caricias.

Si no me quieres como yo te quiero,
entonces no me perturbes
con tus palabras,
con tus caricias,
con tu beso insidioso,
con tu mano que reclama la mía,
con tu mirada de cierva,
Y sobre todo,
con tu olor.

miércoles, 13 de julio de 2011

Celos

Celos...
Sentí tantos celos que
tuve que aguantarme con todas mis ganas
las lágrimas que amenazaban con delatarme.

Pobre tú
que no entendías,
yo desviaba la mirada,
no quería llorar frente a ti.

Tengo miedo que me duela de esta manera,
de remecerme a tal punto,
que te quiera solo para mí.

Egoísta sentimiento,
me causa el tormento
de querer llorar por ti.

Y ahora estás con ella,
¿le darás lo mismo que a mí?
Quizás la besas en la boca,
quizás la quieras más que a mí.

A mí me queda celarte,
muerta de miedo,
porque hace tiempo
no sentía este recelo.

viernes, 8 de julio de 2011

Espero

Realmente,
espero que te equivoques.

Espero que la ciudad,
oscura y peligrosa,
no me aceche con sus garras de hierro,
para así no recordarte.

Espero que el cielo
no derrame más plegarias
mojadas, estruendosas, agudas,
en los meses de invierno.
Para que no me llores,
para que me destierres de adentro.

Ansiosa,
espero que las cartas se vuelvan arena,
que se deslice en mis dedos,
que vuelvan al mar del olvido.

Y que el mundo onírico
no me absorba de manera tan violenta,
para que al despertar
no crea que te veré en unas horas.

Espero que nunca más
mis ojos se vuelvan fieros,
para que nadie más conozca
el dolor que sentiste al verlos.

Y aunque quizás no me vuelva a apasionar,
tendré la certeza que no podré dañar.
desenfundaré mis dedos de los guantes de hierro,
aprenderé a acariciar la piel
que a ti nunca te toqué.

Deseo, desde el fondo de mi alma,
torturada por tu dolor,
que te equivoques.
Que el invierno ya no sea congoja,
que mis manos se calienten de estío,
y que definitivamente,
exista alguien que me ame más que tú.

lunes, 4 de julio de 2011

Conviven tres

Tú,
me recuerdas a ella
aveces,
como cuando
encaprichada
me dices que quieres
que yo te pida vernos.

O,
cuando me cubren tus mimos
a veces insistentes,
como insistente
fue ella conmigo.

También,
te le pareces
cuando con los ojos brillantes
y avergonzados
me entregas tus regalos.

la reencarnas en mi vida
de manera tan singular,
que podría jurar que tu cabello cambia de color,
cuando me ofreces con tanta generosidad
tu mano.

Pero,
no todo es dulce recuerdo,
porque cuando callas
eres él.

Eres él
si tus ojos me miran con demasiada curiosidad,
abriendolos ensoñados
y nublados de infinitos secretos,
pudiendo yo perder la vida
tratando de descubrirlos.

Eres tan él,
cuando esa torpeza:
tímida, calma, infantil,
se apodera de tus actos
y provoca el tropiezo de tus palabras.

o,
cuando constantemente
me dices palabras profundas,
con un rostro serio
que me corroe por dentro,
al tratar de descifrar
tus más íntimos deseos,



Pero...

También eres tú.

Eres tú, cuando
pruebo las delicias
que tus manos hornean
para mí.

Eres tú
cuando me abrazas un poco más,
delante de todos,
sin importar el qué pensarán.

Eres tú,
definitivamente,
envuelta en ese perfume suave,
perceptible,
cuando mi rostro se hunde en tu cuello,
o tu pecho.

Sí,
eres tú.
Aunque reencarnas
mis karmas,
también posees
tus dotes mágicas.

Esas que se descubren
en cada cita,
cada mail,
cada mensaje...
Y que terminan por entibiar
mis palabras.

Palabras que se deslizan,
y no se obligan,
para ti.

viernes, 1 de julio de 2011

Temores y ansiedades

Yo,
que solo he vivido de
encuentros apasionados
y esporádicos,
no sé cómo reaccionar
cuando
me tomas la mano con los dedos entrelazados
o
cuando besas dulcemente mi frente
y mi cabello...

Me duele dentro del pecho,
tan hondo,
que me estés derritiendo
con esta miel tan espesa
y adictiva.

Solo sé de temores
y ansiedades
contigo.
Miedo de que tu cariño
sea dado con una intención de amiga,
ansiosa de que tu presencia
sea tan solo una brisa.

pero...
¿Acaso así abrazas y besas a tus amigas?

Quiero pensar que no,
y que tus caricias
me las das con el alma,
Y que tus labios contra mi frente
son la ruta directa
a mi espectante boca.