sábado, 10 de agosto de 2013

Funeral

Hoy, me dices, que debo matar un pedacito de mí.
Cuando sentí en mi cuerpo,
el vacío de ese pedacito
una breve angustia
me recorrió
dejando un ribete frío.

Sé que soy una mujer
con muchos personajes.
Ellas afloran y
se lucen por ti.

Pensé que era algo bueno,
algo atractivo y que te podría manterner,
entretenido, feliz.

Pero hoy,
hace un rato,
me has dicho que una de esas personalidades
debe morir.
¿Acaso no me amas completa?
Tú respondes que no debo tomármelo así. 
¿Cómo me lo tomo entonces?

No sé muy bien qué pensar
o sentir.
Cuando tú provocas las lágrimas,
estas duelen más.
Me arden los ojos y
solo quisiera
llorar más.

Como una fuente inagotable
de angustias.

Así que hoy concurro
al funeral
de un pedacito de mí.

Luego me dices que no mate a ese personaje,
que la cambie, que lo moldee.
Que le quite sus cosa malas y deje solo las buenas...
Como si las personas en sí fuéramos en totalidad buenas o malas... 
Pero todos tenemos defectos. Quizás mi defecto es este personaje, con su personalidad.
Que por cierto,
tiene más aspectos buenos que malos.

Se está ahogando este pedacito de mí.
Quizás de herida
lo estoy ahorcando.
Me duele hacerlo,
porque precisamente este pedacito de mí te ama demasiado.
Todos te aman.
Pero este personaje no venía conmigo,
tú lo creaste.
Tú me lo pediste...
Y ahora se ahoga.

Solo espero más adelante,
no lo extrañes demasiado.
Porque tengo entendido,
que la muerte es para siempre.

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