martes, 11 de noviembre de 2014

Tus manos

Cuando te conocí
solo me fijé en tus manos.
Grandes, bonitas, de huesos firmes y suavemente angulosos.

Hasta el día de hoy
tus manos
son
mi calvario.

Puedo excitarme
con tan solo
mirar
tus manos.
Imaginándolas
tomando mis pechos,
recorriendo mi cintura
o
tomando firmemente
mis glúteos.

Odoro tus manos
como a un
personaje
aparte.
Son mis amantes,
las que me producen un placer
casi culpable.
Por eso
hiervo
si las descuidas.

No opaques
a mis dulces
dedos
que saben,
tan bien,
tocarme.

Déjalos ser
los amantes
dulces
y tiernos
que yo deseo.