miércoles, 17 de junio de 2009

Yo quiero, perderme en la ciudad.


En esta ciudad que me abre sus piernas para que yo, simple mortal, me encamine por los pliegues de su sexo, para que beba de los jugos aquellos, los restos de la violación que ha sufrido, una y mil veces, por seres que la han creado. Porque, querámoslo o no, quienes nos hieren son los que nos conforman como identidades, si yo soy así, fríahurañamalgenio, fue porque tú me violaste.

Y es tan hermosa esta ciudad... Tan manchada y herida, la miro por las mañanas cuando voy a la universidad, veo a la mujer que pide plata cercano al paradero final de la 205, veo las marcas de vómitos y aveces, sangre. También, llego a avenida Providencia, con sus gentes empapeladas de trajes, son ellos, otros violadores, se llenan la boca de palabras infieles.

¡Hay, estos personajes! somos tantos los que manchamos el asfalto y sus remedos de parques... Pero yo amo a la ciudad, así, manchada y violada como está, ¿Acaso hay entidad más compleja? ella que nos lleva a nosotros como microorganismos que nos alimentamos de ella, tan delicioso elixir nos provee, incapaz soy yo de dejarla, más sólo quiero admirarla en soledad, filtrarme en los pliegues maravillosos y tibios de su sexo, beber aquella materia intocable que han dejado los que la hemos violado, y fundirme... Fundirme en su interior mismo, hasta volverme yo, otra ciudad igual de violada.


miércoles, 10 de junio de 2009

En la ciudad que tanto amo y temo.

Las calles revoltosas de caos parece que me absorberán. Siento miedo, pero sigo caminando, por ti. No puedo decir que veo la luz al final, no puedo decir que las esquinas sean atrayentes para mí. Cruzar una puerta siempre ha sido difícil para esta pobre alma atormentada, de pasado y de penas espinosas, que marcaron al corazón selectivo. Tener miedo parece siempre la opción más atrayente, porque el miedo liberó a la gente, porque los que tuvieron miedo, sobrevivieron. ¿Y si quiero morir? ¡Morir de pasión! Suena deliciosa la idea de desfallecer entre tus brazos de piel de durazno. Anidarme en el frío agradable de tu pecho que subirá y bajará arrebatado. Sería maravilloso saberme provocadora de tus latidos, de tu agitada respiración. ¿Acaso me negarías el beber de la poción revitalizadora de tu beso? Quiero que tu lengua se pierda en mi boca con la mía, quiero que nuestras piernas resbalen juntas por un cielo lleno de nubes acolchadas y tibias, serán nuestras carnes las mejores camas para nuestros deseos más ocultos. Nos verán por ahí, en la ciudad a la que tanto amo y temo, donde nos amaremos.


Esta ciudad a la que tanto amo y temo. Esta ciudad que parece que absorberá a la gente que camina apurada a sus trabajos por la mañana, siempre me siento tan pequeña y frágil cuando admiro los edificios, y amo todo el ruido, todas las razas de personas que transitan, ellos ni siquiera me miran, jamás ven mis ojos que los contemplan de forma enamorada, porque amo ese caos matutino que me obliga a caminar apurada y con mirada desafiante, porque aunque le temo a la ciudad, me encanta desafiarla con mis pensamientos y mi amor.