sábado, 19 de octubre de 2013

Viviendo el canon

Todas las cursilerías del mundo
han cobrado sentido
y seriedad
para mí.

Quiero encadenarme a tu pecho.
Besarte hasta que me ardan los labios.
Mirarte siempre a los ojos.
Encerrarme en tus caricias.

Todo lo empalagosamente dulce
se ha vuelto sublime contigo.

La palabra amor
se me ha hecho pequeña,
angosta, demasiado insulsa
contigo.

Lo nuestro,
que comenzó como un terremoto.
Ahora se cierne a los cánones de la adoración.

viernes, 4 de octubre de 2013

lunes, 9 de septiembre de 2013

Intactos.

El pasado es algo que no se puede borrar.
Yo ni me atrevo a borrar nada tuyo.
Están todos tus correos ahí,
intactos,
espectantes,
ante mi ocasional lectura.


domingo, 8 de septiembre de 2013

10.26 PM

Tengo alojada en la memoria
una leve angustia,
nacida del recuerdo
de cervezas heladas
sobre pastos tiernos.

Ahora que corre un aire fresco
en días soleados,
la frialdad de mis hombros
ameritan
tu abrazo. 

miércoles, 28 de agosto de 2013

El definitivo

El definitivo llegó un día
y así
"como que no quería la cosa"
irrumpió en mi vida.

Con pequeños regalos
y galanteos
me fue entusiasmando.

Y cuando me di cuenta,
él ya había poseído
más que mi cuerpo.

Se intaló en la isla de mi ojo,
y ahora,
ya no podría echarlo.

¿Cómo podría?
Si aprendió a luchar con las bestias que ahí habitan,
ya sobrevivió a los frutos venenosos que por ahí crecen.
Y, como un brujo,
cambió el clima frío de la isla.

El definitivo
llegó
y por lo que veo
parece que no se irá.

sábado, 10 de agosto de 2013

Funeral

Hoy, me dices, que debo matar un pedacito de mí.
Cuando sentí en mi cuerpo,
el vacío de ese pedacito
una breve angustia
me recorrió
dejando un ribete frío.

Sé que soy una mujer
con muchos personajes.
Ellas afloran y
se lucen por ti.

Pensé que era algo bueno,
algo atractivo y que te podría manterner,
entretenido, feliz.

Pero hoy,
hace un rato,
me has dicho que una de esas personalidades
debe morir.
¿Acaso no me amas completa?
Tú respondes que no debo tomármelo así. 
¿Cómo me lo tomo entonces?

No sé muy bien qué pensar
o sentir.
Cuando tú provocas las lágrimas,
estas duelen más.
Me arden los ojos y
solo quisiera
llorar más.

Como una fuente inagotable
de angustias.

Así que hoy concurro
al funeral
de un pedacito de mí.

Luego me dices que no mate a ese personaje,
que la cambie, que lo moldee.
Que le quite sus cosa malas y deje solo las buenas...
Como si las personas en sí fuéramos en totalidad buenas o malas... 
Pero todos tenemos defectos. Quizás mi defecto es este personaje, con su personalidad.
Que por cierto,
tiene más aspectos buenos que malos.

Se está ahogando este pedacito de mí.
Quizás de herida
lo estoy ahorcando.
Me duele hacerlo,
porque precisamente este pedacito de mí te ama demasiado.
Todos te aman.
Pero este personaje no venía conmigo,
tú lo creaste.
Tú me lo pediste...
Y ahora se ahoga.

Solo espero más adelante,
no lo extrañes demasiado.
Porque tengo entendido,
que la muerte es para siempre.

domingo, 28 de julio de 2013

10.56

Tú tienes esa capacidad
extraña
de hacerme llorar por cualquier cosa.

Claro que
no es cualquier cosa
el amor.

Cuando me tomas en tus brazos
me siento
hermosa.
Me arrebata
esta constante necesidad
de estar contigo.

Me alzas por los aires
como si yo fuera una Diosa,
que todos deberían
adorar.

Tú me haces sentir
tan grande
y gloriosa,
que la arrogancia
en cualquier momento
podría despertar.

Pero a ti
no.
A ti no te daré
esos sinsabores.
Para ti quiero ser dulce,
suave,
libre.

Tú me liberaste.
Contigo salieron a la luz
los verdaderos rostros
que tiempos atrás,
bajo el ataque juvenil del desamor,
se escondieron detrás
de un imposible muro.

Todo se resume
en el arrebato febril que es amarte
y sentirme amada así.

Ya no hay más dudas insidiosas,
ni murallas infranqueables.
Solo prados extensos
llenos de ambrosía.






domingo, 9 de junio de 2013

1.16 AM

Mis intenciones
en este momento
son bastante simples.

Colocar mi cabeza en tu pecho
y escuchar
como te late el corazón.

Me calma ese flujo
vital
constante.

Sentir tu vida
es como
motivar la mía.

Cerrar los ojos
y tocarte
el cabello.

Tan simple
reposo
calmante.

 

sábado, 8 de junio de 2013

Leve angustia

Tú allá
y yo
aquí.

Y ahora
pienso
que me gustaría,
esta vez,
decirte
que todo estará bien.

martes, 14 de mayo de 2013

unísono

El otro día,
al hacer el amor,
logramos un ritmo
que
si no fue perfecto,
al menos,
fue glorioso.

Te sentí como una marea
que me mecía
evocando una muerte.

Había entre mis piernas
un ardor
que en cualquier momento
amenazaba con incendiar el cuarto.

La marea de tu amor
me abrazaba el cuerpo
con tanta entrega
y protección
que podría haberme
ahogado y renacido
hacia una nueva yo.

No puedo definir bien
esa instancia mortal
y
enceguecedoramente
maníatica
que me acercaba
al surgimiento
del hecho
de la vida misma:
la pasión.

Me sentía protegida,
pero a la vez
expuesta.
Como si me dieras la vida
y tuvieras todo el poder del mundo
para, también,
quitármela.

Ternura y deseo
hacían presencia
disonante
pero
entrañable
en esa cadencia.

No sé si comprendes
que logramos
el ritmo
universal.
Fuimos realmente uno,
logramos
lo que otras personas
se la pasan buscando
toda la vida. 

9.06 PM

Una leve envidia,
breve,
me recorrió las venas
en un torrente de
interminable
odio.

Me dejó
una sensación,
luego,
de limpieza.

Como si esa ráfaga
odiosa
a su paso
me hubiera
limpiado
las arterias.

sábado, 11 de mayo de 2013

Ella

Mi estudiante me busca por el salón.
Cuando gira su juvenil y flexible cuello
su cabello color miel se levanta
como una maravillosa capa para su esbelta nuca.

Cuando la miro,
ella,
reluciente,
me devuelve una sonrisa llena de ánimo.

Sus ojos gritan:
¡Mírame!

Yo le devuelvo la sonrisa,
cordial.
No puedo hacer más que eso.
¿Qué otra cosa podría hacer?

Hay cierta inquietud maternal/
sensual                                                                                                            
En mí.
Me remece y me provoca el impulso de
tocar
su cabello.
 
Ella rie animada,
como un animalito
libre,
brillante,
soleado,
veraniego.
 
Cuando la pillé,
en una fechoría,
sonrió.
Acatando mi voz feroz.
 
Más tarde
me sentí mal
de haberle hablado así.
 
¿Qué impresión habré dejado
en esos oídos trémulos
de juventud?
 
Quiero verla,
y hablarle,
esta vez,
dulcemente.
 
 
                                      

miércoles, 1 de mayo de 2013

Abandonar el cuerpo

Me gusta ése precioso instante,
dulce y pequeño
momento
en que tus ojos se alteran
y tus cejas se alzan
mientras te vienes.

Pareciera que sufres,
que algo te ha calado muy a fondo,
como si te hubiera roto.

Pero es porque te vuelves
efímero,
vulnerable,
expuesto.

Hay algo trágico
en la mecánica
del orgasmo...

Porque te libera tanto,
que se expone
lo más
vulnerable
del alma.

Recuerdo aún,
cuando luego de venirme,
me saltaron las lágrimas.
Fue algo tan
involuntario
que dentro del vértigo
del orgasmo,
sentí como mi alma
me dejaba.
La violenta compulsión
y liberación
de energía
me dejó
completamente expuesta.
Si no me hubieras abrazado,
de ésa forma,
yo probablemente
hubiera abandonado mi cuerpo.

martes, 23 de abril de 2013

Lolita

Tengo un leve ánimo
de Lolita.

Quiero sentarme,
quizás,
en las piernas de un hombre mayor,
mientras juego con mis pies
chocando los talones.

Ser dulce,
empalagosa,
y mimada.
Asquerosamente
mimada.
Insoportablemente,
mimada.

Y que él,
(O ella)
me roce las rodillas,
con manos
llenas de experiencia,
algo añejas,
pero tibias.

Ser una simple
pendeja
sin
preocupaciones.
Solo
entretenerme
volviendo loco
(o loca)
a mi queridísimo
Humbert Humbert...





martes, 9 de abril de 2013

La nueva mujer

Antes de hablar con ella,
cuando la veía,
de vez en cuando
entre los pasillos,
pensaba que era una mujer aburrida,
de cara severa,
y de poco espíritu.

Hoy ella me habló,
llena de dulzura,
posando sus ojos pardos,
con cierta melancolía,
sobre mí.
Me ofreció
"un tecito"
y sacó de su bolso la bolsita.
Luego se disculpó por no traer azucar,
porque ella consumía endulzante líquido.
Yo sonreí, ella también.
"Para cuidar la línea".
Nos reímos.

Su piel blanca ya no me pareció tan pálida,
sino que relucía,
límpida y nacarada.

El té me supo delicioso,
calentito y dulce.
Y ella también me pareció como otra mujer,
melancólica,
pero suave y entrañable.
Como esos gatos encerrados en enormes mansiones,
algo aburridos y rutinarios,
pero con una leve llama
de salvajismo
en las pupilas.

 

lunes, 1 de abril de 2013

Lo contrario

Los gatos errantes pululan pulgosos sobre mi tejado.
A veces abro la ventana
y
algunos huyen
(como si los hubieran descubierto en alguna fechoría)
y otros se acercan
maullando amistosamente
para recibir algo de comida
o una tibia caricia.

Yo los miro
y me pierdo en sus patitas
de algodón,
rememorando en ellos
la actitud altiva,
orgullosa,
de las fieras.

Por más que uno
quiera creer
que los gatos están domesticados,
ellos,
con su caminar errante
nos demuestran siempre
lo contrario.

domingo, 24 de marzo de 2013

Las posibilidades

Yo para ti quiero ser todas las posibilidades.
Mi cuerpo será la cuna de tus deseos.
Deseos corporales
y
espirituales.

Seré una amiga,
tu hermana,
una madre,
tu compañera.

Vamos a caminar
por senderos
varios
y
beber la miel
que hoy nos mantiene
con una constante
sonrisa.
 

lunes, 18 de marzo de 2013

ahogo

Me invadió una rabia,
y una pena...

Como si una mano,
horrorosa,
me hubiera apretado el cuello
solo por el gusto
de saberse
dueña de mi
sufrimiento.

Cuando se ama,
así,
(hay tantos tipos de amores)
pero amar así,
es algo complejo,
autoritario,
yo ya no soy más
dueña de mí.

Una palabra tuya,
un gesto,
una caricia,
son más importantes
que
respirar.

Y
ahora estoy aquí,
sintiendo como esta mano
invisible
impalpable
me rompe
los huesitos
que mantienen mi cabeza erguida.

Mastico
la rabia
con una saliva densa
y agria
de pena.

No puedo ser dueña de tu
pasado,
pero como quisiera
encerrarte
y que nadie jamás
nos interrumpiera.

 Nos queda el futuro,
pero ahora,
tu pasado:
me ahorca el cuello. 

jueves, 7 de marzo de 2013

Déjà vu

El sabor de los pasteles,
cupcakes,
pies,
galletas...
Me recuerdan a ti.

Así como también,
la
rudamente tierna
figura de
los dinosaurios
me harán
siempre
sonreír.


domingo, 24 de febrero de 2013

Incomodidad

No pensé
que me asustara tanto
pasar unas horas
(toda la mañana)
con un hombre
al que me une
(unicamente)
el fatídico
lazo de sangre.


miércoles, 20 de febrero de 2013

La entrega

Nunca pensé
que se me daría bien
la ternura.

Ni tampoco
la pasión
desaforada.

Yo era de las que
aceptaba caricias
mientras no tuvieran
una connotación
amorosa.

Y ahora...
Me derrito entre tus brazos
mientras
me ahogo
con palabras
de amor.

Te digo que te amo
no solo
para ver tu sonrisa,
sino que también,
para sentir
la mía.

A veces
creo
que moriré
en tus brazos,
porque no estoy
acostumbrada
a amar
de esta manera.

 

martes, 12 de febrero de 2013

Los hermanos

Él me llevó por senderos oscuros y de dudosa ubicación. Me acariciaba con cautela, como si temiera ir más allá. Yo no entendía muy bien cómo había llegado a caer a sus brazos, pero recuerdo con claridad la leve sonrisa de niño travieso y los ojos almendrados.
Sus besos eran apenas leves toques apresurados, parecía como si siempre tuviera otra cosa que hacer. Aún así yo intuía en su mirada una preocupación, una titilante duda.

Un día recibo la llamada de la discordia. Corro a su casa, no hay nadie y ya atardece... Es otro, me besa apresurado, su lengua indaga en mi boca con hambre. Siento sus manos deambular por mis piernas. Comprendo extraña esta situación, algo no anda bien, aún así, yo me entrego. Este nuevo tú me hace estremecer en un ardor incómodo, que va creciendo y palpitando entre mis piernas.

No llegamos tan lejos, escucho el deambular de un intruso en la casa. Me visto como puedo y en la penumbra salgo a la calle. Por suerte no es tan tade y tengo locomoción.

No sé si llegué a mi casa, esa parte no la recuerdo...

Al otro día estabas tú, con casual alegría, con un misterio extraño chispeando en tu sonrisa... Me abrazaste y besaste con ardor. Definitivamente has cambiado...

Tengo cosas que hacer y te abandono por unas horas, me pierdo por parajes inexplicables y horas inexistentes, viendo rostros que mi memoria devuelve en espejos distorcionados. Vuelvo a ti. Has vuelto a cambiar... Hay un silencio turbio instalado en tu boca. Me mantienes abrazada a ti con cierta cautela y preocupación. Me aferro a tu pecho con una duda palpitándome adentro... No digo nada, quizás, de cierta manera, comprendo todo.

Luego hablas de que debo decidirme, ser clara con mis intenciones... Yo creo comprender, creo intuir, y tú sigues hablando como si yo lo supiera todo.

Luego, en una sucesión de tiempo incomprensible, estoy con el de la sonrisa chispeante, el alegre... Todo recobra sentido. ¿Por qué no me habías dicho que tenías un hermano?

martes, 5 de febrero de 2013

12.31 PM

Mi entrega a ti es completa.
Frente a ti
soy
todo
lo vulnerable
que
siempre quise
ser
ante
otra persona.

Tú me has
dado
esa confianza
para
derrumbar
la pared.

lunes, 4 de febrero de 2013

9.44 PM

Ya quiero que estés aquí,
y estar encerrada
entre tus brazos.

Besarte
la boca
con profundidad
y la sutil
mezcla
de ardor.

jueves, 31 de enero de 2013

12.39 AM

Tengo un leve ardor en el estómago,
un dejo extraño en la garganta...
Estas no serán palabras de amor,
tampoco, como por regla de oposición,
se debe pensar que serán palabras de odio.

(Hoy recuerdo que hace tiempo atrás,
¿Quién fue?, me dijo que la oposición al amor
no era el odio, como cualquier cerebro inquieto
pudiera creer, sino que, el antónimo al amor es el egoísmo.
Hoy me hace mucho sentido...)

Estas palabras vienen vacías.
Vacías de un no sé qué
que ahora me perturba.

Me miré al espejo unos segundos,
eternos,
y me encontré ahí,
parada,
horrible,
monstruosa,
aborrecible.

Mi cara se asemejaba
a un
perturbador
signo de pregunta.
Mis manos
toscas,
parecen las manos
de un hombre.

Mi pelo
oscuro
inflado,
pesado alrededor
de mi
pequeña
cabecita
de niña
inconclusa.

Luego entró
a mi habitación
mi gata.
Se acarició entre mis tobillos
para obtener comida.
No hay maldad en ese gesto,
simple naturaleza,
solo
hambre.
No como cuando
mi madre,
(a veces despreciable mujer)
dijo que hacía
esto
para
conseguir
esto otro.

Ahora entiendo a
esas mujeres
que les dicen
gatas,
pero por favor,
le pido a la humanidad
deje de ofender
a los pobres felinos.
¿Qué delito cometieron
para
ser comparados
con tan
repulsiva
raza?

Ya no puedo escribir muy seguido
porque
de a poco
me consume
el signo de pregunta
instalado
en mi plana cara.

¿O acaso son
las
malditas
hormonas?

Que se pudra el ciclo menstrual,
hay momentos
en los que preferiría
ser un hombre
castrado.

No soy
la que Nietzsche
opina
que debo ser.
No soy una mujer castrada,
soy
un hombre
castrado.

Y eso me ha traído problemas,
no es fácil
ser una mujer
muy práctica
o
demasiado
"masculinizada"
no confundir,
por favor,
con la idea de que uso
mucho
pantalones
o que tenga
rudos
ademanes.
Yo
siempre
he amado
usar
vestidos...



viernes, 25 de enero de 2013

12.13

Ambos sabemos que no empezamos
(precisamente)
con el pie derecho.

Yo venía de una
indefinible
relación.


apareciste,
algo precavido
por una traición.

Pero algo dentro de mí
me dijo
que tenía que darte
una oportunidad.

Yo me consideraba
de las que pensaba tanto
las cosas
que al por fin
decidirme
a actuar,
se perdía
la oportunidad.

Pero contigo,
fui muy lejos y muy rápido.
Y nada me importó.

¿Lo que dijeran mis amigas?
¿Lo que dijera mi consciencia?

Que se pudran.

Yo solo escuché al corazón.
Así de trillado,
órgano sabio,
me condujo directo
a tus brazos.

Tú me recibiste,
olvidaste los miedos.
Y me besaste la boca,
con tanto deseo...

Y hoy puedo decir,
por fin,
sin dudas
ni miedos,
que me he entregado
a ti
por completo.

miércoles, 23 de enero de 2013

19.30

Me gusta como me devoras,
pareciera que mi cuerpo no tuviera fin
y que tu lengua no tuviera
fatiga.

Me gusta la forma en que
atrapas
mi rubí,
me desespera,
mirarte
devorarlo
con tanto
gusto.

También,
me agrada
(enloquecidamente)
la manera en que tu mano
(bendita mano)
recorre
mi cuerpo.

y
no tiene precio
el placer
que me provoca
verte
cuando te corres.

miércoles, 16 de enero de 2013

2.41 AM

A veces entras a mi pieza,
tarde por la noche,
como una aparición
que no me aterra.

Me dan ganas de hablarte,
tomarte la mano
y dejar que deposites
un beso
en mi frente,
como solías hacerlo.

Te sientas en la silla
de mi escritorio
y me dices
"tranquila"
y yo sonrío.

Ahí desapareces,
te esfumas.
Y yo me quedo sentada,
en la orilla de mi cama,
invocándote en recuerdos. 

Como cuando
con una vocecita dulce,
paternal,
me dijiste que te habías robado mi nariz,
mientras hacías el geste de tenerla encerrada en tu mano.

¿Me la devolviste?
Eso no puedo recordarlo...
Siempre fuiste tú la tierna,
yo era la caprichosa
olvidadiza
que nunca recordaba
fechas especiales.

lunes, 14 de enero de 2013

12.57 AM

Quizás entres por estos rincones
buscando algo para ti.
¡Sorpresa!
sí lo hay,
pero espero,
querida,
que sea lo último que te escriba.

Ya no me gustas.
Tú ya no combinas conmigo.
Tú te volviste púrpura,
agrietada,
rencorosa,
demasiado ponsoñoza
para mí.

Yo ahora soy
fucsia,
firme,
reaccionaria,
optimista,
demasiado contestadora
para ti.

Ya no me gustas más,
sobre todo cuando me sales
con tus mierdas misteriosas
que
créeme
no estoy dispuesta a soportar.

Si tú
querías
mejorar las cosas,
parte por casa
querida.

Y,
para qué te voy a venir con cuentos,
tú y yo
ya no nos conocemos.


¿De qué
podrían haber hablado
dos desconocidas?

La que fui
te soportaba
todos los misterios
y tretas para mantenerme aferrada a ti,
pero lo que nunca has entendido,
es que querer a alguien
no significa
que es tuyo.

Porque la gente
no es un objeto
que puedas guardar
entre tus abarcadores
brazos ambiciosos.

Yo soy demasiado gato
para
dejarte
que me pongas un collar.
Quizás lo entendías,
pero no
lo aceptabas.

Tú siempre
decías
que en mi vida había siempre
más gente
por encima de ti.
Son amores distintos,
y yo te di cosas,
te mostré caras,
que a nadie más
daré
o
mostraré.
Pero nunca fue suficiente,
tú lo querías todo,
y menospreciaste siempre
mis intentos.

Te sentía
más
como un deber
que como una amiga,
y me torturaba ese
sentir
porque entendía
que así
no tenía que ser.

Y
a veces
cuando miraba al
pasado
no entendía
cómo
podía seguir llamándote
"amiga"
creo
que hace mucho tiempo
dejamos de serlo.

Nos faltamos tanto
el respeto
que debimos habernos despedido hace mucho tiempo.
Pero ambas
somos
muy obstinadas,
y quisimos hacer ojos,
oídos,
boca,
cerrada
a muchas cosas
y por eso
nos terminó
pesando tanto el alma.

Yo no
pretendo
enseñarte nada,
y ya no lo haré.
¿Quién soy yo para decir que sé más que tú?
Pero solo quería
que entendieras
que el amor es una fiesta
y no un melodrama.
Que amar
deberían ser más risas
y menos llantos.
Más confianza
y menos
celos.

De la forma que eres
sufrirás mucho
y si para ti eso es vivir,
me da pena tu colon.
tu pobre,
sensible
e
irritable
colon.




domingo, 13 de enero de 2013

12.43 AM

Mientras venía en el metro había escrito algo rápido acerca de tu sonrisa de chinito
(cuando tus ojitos se hacen chiquititos hasta desaparecer).
Y ahora que volvía, entre mis papeles, a buscar el escrito, me di cuenta que se había perdido.
Luego me puse a releer algunos escritos para ti
que están sueltos por este espacio y recordé
la primera vez que nos besamos.
Tú me acunaste en tu pecho con una ternura
impropia para algo de una noche.
Yo me dejé querer,
sintiendo en ese abrazo
un hambre de algo desconocido,
de una dulzura adictiva...

Y ahora,
puedo llorar de felicidad por pequeñas cosas contigo,
reír con una locura sincera,
ser de verdad una amiga
y disfrutar dando...
Dándote esto que llevo dentro y que se me acumula a cada instante mientras no te veo.
Quiero meterte hasta por mis poros,
mostrarte el camino hacia mis huesos,
y que asientes tu casa en la isla de mi ojo.


 

sábado, 12 de enero de 2013

1.22 AM

Me gusta como tu mano abarca mi espalda,
me siento pequeña y frágil entre tus brazos,
como si con apretar tus dedos
pudieras romperme en mil pedazos.

Y yo
me entrego a tu mano abarcadora
con toda confianza.
Sé que no apretarías la mano,
sé que tu intención no es romperme.

 Aunque a veces,
confiezo,
me gustaría morderte,
quizás con la intención de romperte.
En pedacitos chiquititos,
fáciles de masticar.
Para tragarte enterito,
que no quiero
ninguna célula tuya lejos de mí.
Entra por mis poros,
y no te vayas...




 

domingo, 6 de enero de 2013

Los de antes, el de ahora.

desempolvando rostros añejos, lejanos, impalpables y borrosos,
recuerdo que tiempo atrás dije amar.
Amé primero a un muchacho rubio de ojos verde olivo. Ojos brillantes, infaltiles y siempre muy abiertos. La encarnación del adonis griego ideal.
Luego amé a un jovencito de contextura atlética, con extensa piel blanca límpida, suave y fresca. Él me dio mi primer beso importante, de esos que estremecen el alma y hacen flaquear las rodillas. Mis primeras fantasías fueron entre sus brazos.
Luego vino, no sé si la desgracia o la dicha, pero llegó al fin y al cabo, el misterioso de piel trigueña y labios carnosos. Caminábamos por la ciudad con tentativas tímidas. Raras veces nos tomábamos de las manos, solamente una vez me dijo que me amaba, y cuando lo hizo no me miró a los ojos.
Después llegó la que me cambió el mundo. Solía perder tardes enteras imaginándome entre sus piernas trigueñas, o cómo sería la textura de su cabello negro entre mis dedos, o el sabor de su lengua entre sus bonitos labios. Ella me estremeció entre sueños, y yo la adoré en secreto mientras ella me sonreía con intenciones de amistad.

Ahora estás tú.

Tú... El de labios delgados, sonrisa de niño pícaro, ojos cansados, manos grandes y tibias. Tú eres la primera persona a la que siento deseos de pedirle perdón por haber dicho amar a otras personas antes. Siento que te debo tanto... Me devolviste la ternura, quebraste la muralla con una determinación que jamás pedí antes (¡pero cómo la necesitaba!). Creíste en mí aún cuando yo, inconscientemente, puse mil trampas a nuestro futuro.

Te mostré mis cicatrices y mis manchas, y aún así me encontraste hermosa. Me trataste como reina, pero de vez en cuando me remecías y me ponías en mi lugar. Fuiste un caballero y un grosero, un pajarillo perdido que aterrizaba a la tierra para encerrarme entre sus alas. El amarte fue la consecuencia que jamás hubiera podido desear, y aún así dejé que pasara. De alguna forma misteriosa, sabía que tenías que ser tú.

Ahora no me puedo imaginar sin tus besos, sin tu mano gigante que entibia las capas más profundas de mi piel y mis sentidos. Tú eres el fuego que me alimenta, podría estar todos los días enredada a tu cuerpo. Pero también, eres la ternura que me derrite las intenciones.

Si antes amé, hoy reniego. Te amo a ti, y los demás amores me parecen débiles intentos de entrega. Nunca amé así, y espero no volver a hacerlo. Quiero que tú seas este amor, y jamás vivirlo con nadie más. Dejo los amores mediocres atrás, y me quedo contigo.