martes, 14 de mayo de 2013

9.06 PM

Una leve envidia,
breve,
me recorrió las venas
en un torrente de
interminable
odio.

Me dejó
una sensación,
luego,
de limpieza.

Como si esa ráfaga
odiosa
a su paso
me hubiera
limpiado
las arterias.

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