lunes, 13 de julio de 2009

El ciego la amaba

Y la amaba tanto...

Le gustaban tanto sus labios, eran carnosos y con forma de corazón. Pero sólo porque a Alberto le gustaban y eso dejaba su espíritu tranquilo.

Alberto en verdad no podía definir la verdadera naturaleza de ella, era ciego de nacimiento. Pero al menos pudo conocer sus labios una tarde en que los delineó con sus dedos, conoció su rostro a través de sus manos suaves, como de pianista, decía ella.

Caminaban por la Plaza de Armas tomados de la mano. Alberto la llevaba con tanto orgullo, nunca había amado a una mujer, nunca se lo había permitido antes.

Ella le tomaba la mano con recelo, esperando que la gente los mirara raro, caminando con cautela y en espera de algún comentario mordaz, típico de nosotros los Chilenos.

Ella lo amaba tanto… Deseaba con toda su alma darle una linda familia a Alberto, y por eso, lo abandonó.

Porque en la vida real, ella era él, y los travestis no pueden tener hijos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Naty!!! amé tu cuento tanto como a ti :)

RIPNE dijo...

Y pensar que a veces, los ciegos somos los que vemos...
Amo a Nancy Sinatra, me gustó tu playlist, tu plumaliteraria también...
Y bueno, voy a seguir mirando...