No tengo muchas palabras ahora,
porque definir lo que
palpita dentro de mí
se ha vuelto un enigma.
Me basta decir,
que me vuelves loca de ternura
cuando reclamas mis besos,
mi presencia,
mis "te quiero".
O,
que me enciendes de pasión
cuando tu pierna irrumpe entre las mías,
con una urgencia terrible
de más intimidad.
Adoro
con una morbosidad obscena,
cuando nuestras respiraciones se conectan
en un jadeo irreprimible.
Y siempre añoro,
tus suaves manos,
hábiles,
bajo mi ropa.
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