miércoles, 17 de octubre de 2012

7.40 AM

Tú sabes que yo soy coqueta,
comprendes esa veta algo sensual
y
caliente
que me surge a veces como un manantial
que parecía haberse extinguido.

Por eso comprendo,
te juro que lo entiendo,
cuando se te arrebatan los celos.
Cuando tus ojos se abren demasiado ante lo que te digo,
cuando me mantienes encerrada,
muy firme,
entre tus brazos.

Siento que tienes el miedo,
un miedo insistente e insidioso,
de que si me quitas la vista de encima
va a venir alguien,
¡qué persona más entrometida!,
y me robará de ti.

Me sientes como un animalito
instintivo.
Quizás lo sea.
En mí no hay maldad,
y como te decía ayer:
soy tan simple que la gente se complica conmigo. 

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