sábado, 9 de abril de 2016

lago inquieto

El amor vuelve a las personas seres algo inútiles ante las emociones.
Ahora me doy cuenta de lo vulnerable que me he vuelto,
y no me gusta...
No me gusta.

Del miedo
paso a
la tristeza,
y, de ella,
llego 
a
la rabia.

De esa rabia que parece un lago
inquieto
que no me permite
estar de pie ni sentada
y solo caminar,
pensando,
analizando,
buscando,
aquello que me perturba,
de lo que creo ver pistas,
para luego fallar,
una y otra vez,
desfallecer 
en los brazos
de la incertidumbre.

Estoy hecha 
de heladas,
y hoy, por primera vez,
me he dado cuenta que
no quiero perder
mi timón. 

No quiero girar en torno a ti,
como un planeta errante
carente
de objetivos.

Me perturba no reconocerme,
mirarme al espejo
y encontrar a esta
nueva yo,
manchada de miedos e inseguridades
que no sé de dónde provienen
pero que han llegado para devorarme.

Y sigo inquieta,
lago tormentoso,
esperando,
y ya no quiero esperar,
sino ser,
ser y no depender

de tus palabras. 

1 comentario:

Sereg Luin dijo...

y si simplemente nos dejamos llevar? sin temores... intentando descifrar el limite donde termino yo y empiezas tu... ese pequeño circulo llamado "nosotros", donde se puede querer sin idioteces, pudiendo salir y regresar a mi antojo... difícil... el amor nos expone, nos hace vulnerables a los impulsos químicos que secreta nuestro cerebro y acelera nuestro corazón... el amor es para ilusos... yo prefiero el pequeño circulo llamado "nosotros", donde te sé querer y del cual puedo salir y regresar a mi antojo.