Me pasa que vuelvo a ti.
Cuando él me tira por la borda de la decepción,
recuerdo,
recuerdo tu entrega,
tu cariño,
sobre todo:
tu sinceridad.
Aquella desbordante y limpia sinceridad,
me habría gustado corresponder aquella verdad,
esos ojos profundos,
esa boca libre y gentil.
Pero te dejo estas letras,
a estas alturas,
no hay más que pueda darte,
que un par de palabras
muy atrasadas
pero
sinceras a rabiar.
Quisiera que llegaran a ti,
añoro que estas palabras te toquen
aunque sea
el cabello.
Ahora que estamos en estas,
con la sincera calma que da el tiempo
te confieso:
jamás olvido.
Gracias,
perdóname,
infinitas gracias
e infinitos perdóname.
Disculpa la niña incorregible
que jugaba a ser grande.
Disculpa las faltas a la verdad,
disculpa la indecisión.
Disculpa recordarte.
Cierro esto,
no sin antes,
otra vez,
esperar lo mejor de la vida para ti.
Yo,
pagando mis culpas.