miércoles, 16 de mayo de 2018

Siempre pierdo


Te volviste el cazador, hábil, sagaz, atractivo.
Yo soy el conejo blanco, temeroso, curioso, me acerco y escondo luego.
Me gustaría tener tu poder, tener la habilidad de desarmar a las personas, así como tú lo haces conmigo.
Me vuelvo hielo tembloroso entre tus dedos tibios, me derrite el peligro de tus artes. Me confronta el descaro de tus gestos y palabras…
Conozco el peligro y aún así decido acércame, a sabiendas de que me quemo fácil y de que siempre pierdo.
Siempre, siempre pierdo.

jueves, 5 de abril de 2018

18:26

Me pasa que vuelvo a ti.
Cuando él me tira por la borda de la decepción, 
recuerdo,
recuerdo tu entrega,
tu cariño,
sobre todo:
tu sinceridad. 

Aquella desbordante y limpia sinceridad,
me habría gustado corresponder aquella verdad,
esos ojos profundos,
esa boca libre y gentil.

Pero te dejo estas letras,
a estas alturas,
no hay más que pueda darte, 
que un par de palabras
muy atrasadas
pero
sinceras a rabiar.

Quisiera que llegaran a ti,
añoro que estas palabras te toquen
aunque sea
el cabello.

Ahora que estamos en estas,
con la sincera calma que da el tiempo
te confieso:
jamás olvido.

Gracias,
perdóname,
infinitas gracias
e infinitos perdóname. 

Disculpa la niña incorregible
que jugaba a ser grande.
Disculpa las faltas a la verdad,
disculpa la indecisión.
Disculpa recordarte.

Cierro esto,
no sin antes, 
otra vez,
esperar lo mejor de la vida para ti. 
Yo,
pagando mis culpas. 





 

lunes, 19 de febrero de 2018

El puñal

De vez en cuando me acuerdo del puñal que me clavaste en la espalda.
No tuviste el valor de clavármelo en el pecho, fue por la espalda,
por eso me cuesta sacarlo... Mi brazo no lo alcanza.

Aprendí a vivir con la cuchilla estancada,
ya ni intento sacarla.
Pero, de vez en cuando, me duele.

De vez en cuando,
siento su filo entre mis carnes,
ese filo helado y punzante que se me queda en la memoria unos minutos,
y trato, en verdad, de vivir mi vida como si no tuviera nada, como si no existiera esa cuchilla filosa enterrada en mi ser.
Pero me cuesta, lo intento, pero no puedo olvidar el dolor. 

domingo, 6 de noviembre de 2016

Alitas cortas

Y aquí estoy otra vez,
rodeada de las pesadillas que creí olvidadas...

No quiero despertar
a tu ser,
a tu rostro,
a tu voz...

Casi no te miré...
¿Lo notaste?

Hablas de merecer y merecer,
¿Y yo?
¿Yo no merezco más?

No creo ser tan exigente,
o quizás,
la medida de mi amor es más grande e inalcanzable
para otras almas
de alas cortas.

Quisiera me siguieras el ritmo,
pero,
tú mismo te cortas las alas.

sábado, 9 de abril de 2016

lago inquieto

El amor vuelve a las personas seres algo inútiles ante las emociones.
Ahora me doy cuenta de lo vulnerable que me he vuelto,
y no me gusta...
No me gusta.

Del miedo
paso a
la tristeza,
y, de ella,
llego 
a
la rabia.

De esa rabia que parece un lago
inquieto
que no me permite
estar de pie ni sentada
y solo caminar,
pensando,
analizando,
buscando,
aquello que me perturba,
de lo que creo ver pistas,
para luego fallar,
una y otra vez,
desfallecer 
en los brazos
de la incertidumbre.

Estoy hecha 
de heladas,
y hoy, por primera vez,
me he dado cuenta que
no quiero perder
mi timón. 

No quiero girar en torno a ti,
como un planeta errante
carente
de objetivos.

Me perturba no reconocerme,
mirarme al espejo
y encontrar a esta
nueva yo,
manchada de miedos e inseguridades
que no sé de dónde provienen
pero que han llegado para devorarme.

Y sigo inquieta,
lago tormentoso,
esperando,
y ya no quiero esperar,
sino ser,
ser y no depender

de tus palabras. 

miércoles, 29 de julio de 2015

la necesidad

Quisiera pedirte que me esperes,
Así de descarada,
de insensible.

Quisiera también, decirte,
que no sé muy bien cómo poner en orden mis ideas,
porque estas bailan en mi cabeza
y chocan
estrepitosamente
con mi corazón.

Quisiera que leas estas palabras
y sepas
que son para ti.
Que encuentres en ella
las huellas del enorme sentimiento
que compartimos,
y que aún hoy
me enternece.

Sé tan bien que te costó buscarme,
reconozco el esfuerzo
de tus palabras,
por eso lloré tanto.
Me derramé en París.

Y aunque quería decirte que sí,
sí,
amiga,
sí, sí, sí...
Me detuve.

No preguntes por qué.
Lo dejo a tu imaginación.
Como siempre,
te doy espacio a la interpretación.

Y ahora me detengo a pensar,
que quizás
te necesito más de lo que yo pensaba.


miércoles, 27 de mayo de 2015

Al padre.

No podría jamás volver a amarte,
jamás volvería
a sentirme
la niña protegida entre tus brazos.

El rechazo está tan vivo
como hace años.

Porque yo soy
la simple profesora
que tú crees ver.

Y mientras ese tipo de frases
(y muchas otras más)
sigan danzando de forma intoxicante
en mi cabeza,
no podré mirarte
con cariño.

Porque tu voz me habla
con dureza.
A mí,
la aún niña
que está escondida,
para siempre
de ti.