domingo, 27 de diciembre de 2009

Caigo, caigo y caí

En un momento, me abrazaste con más fuerza que yo.
En ése instante tu lengua, como una serpiente, ahondó en mi boca.
Me sorprendí un poco, pero tampoco me detuve.
Caigo, caigo y caí

Boca femenina… Barbilla suave como piel de durazno…

Caigo, caigo y caí.
Ya no importa nada, nada más que el dulce aroma del perfume que envuelve el lugar.

No hay comentarios: