Raudo amor,
A ti que te entregué el código de mi espina dorsal,
A ti que te canté con las rancheras más sufridas,
A ti, raudo amor de campesino, citadino y tirano.
La figura paterna y la figura del amor…
Eternas fueron las alas de tu sombrero de sembrador,
colgándose estuvieron mis sueños de ella.
Voláramos donde voláramos siempre había sol.
Ahora que el raudo amor ya no es de terciopelo,
Tratamos de cubrirlo de claveles y gardenias.
Pero, el raudo amor exige verdaderos tesoros, mira que los claveles y las alabanzas baratas no hacen más que volverlo de cartón.
El oro del raudo amor ya se cubrió de nortes, nortes espinosos y secos.
Ya no podemos plantar nada, ya no es el fecundo y raudo amor de campo.
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