sábado, 11 de diciembre de 2010

1:06 AM


Me pasa que cuando te miro me da hambre.

Un hambre tan terrible que me da miedo volverme caníbal.

Porque te mordería el labio inferior, se ve tan exquisito.


Me da sed de tu saliba,

Me encantaría beberme todos los fluidos que quieras regalarme.


Te chuparía el cuello como enloquecida,

Sintiendo la incomodidad en la entrepierna,

Molestándome, recordándome, que los hombres no son los únicos que piensan con la parte inferior.


Te tiraría donde sea a hacerte gemir,

A suplicar,

A temblar...

Para súbitamente comerme tus orejitas,

Ricas y blanditas,

Ñami, ñami,

Te quiero comeeeeeerrrr...


Cosa más rica, entera, enterita.

Entera eres exquisita,

El sudor de la piel entre tus pechos debe ser tan dulce que me volvería diabética si la probase,

Pero quiero hacerlo,

Succionar esa piel como si fuera mi último deseo,

Apretarte, estrujarte, menearte, manosearte,

Como si fueras masita,

Te voy a amasar,

Hornear,

Y por fin devorar.

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