Yo no entiendo porqué tu moral debería ser la mía,
yo no la quiero,
te la devuelvo envuelta con los pretenciosos listones con que la envolviste,
para hacerla más linda,
quizá más creíble.
Aún así,
yo no la quiero.
Yo no la quiero porque no le creo,
déjame armar yo una moral,
una con mis colores varios,
pero que no se alejen de la sobriedad.
Tú no estás equivocada,
tampoco yo.
El problema es que yo lo entiendo y tú no.
comprendo tu desesperación,
la aprecio,
la siento,
pero no.
Ahórrate el mal rato,
tu moral conmigo no.
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