Déjame enredar entre tus brazos,
como una telaraña siniestra,
calculadora
Y peligrosa.
Te voy a vigilar desde mi rincón
con mi centenar de ojos
y la pelusa de mis patas
que vibran
ante tu presencia.
Voy a hacer de cuenta que la vida es larguísima
y me detendré en cada instante
inmaculado
de tu mirada obscenamente
HOT.
Voy a tejer y tejer
con el aliento a flor de boca
sedienta de engendrar
en tu pecho
algo más que la pelusa de
mi telaraña.
Cuando te tenga
en el sopor de mi veneno
me congraciaré
con mis miedos
y caeré por donde siempre
he caído.
Lujuriosa
caliente
sudorosa
vulva.
Con mis palabras se te va a secar la boca.
Ven, siéntete libre de
beberte mi saliva,
y otros jugos,
que no te negaré.
Exprímeme.
Ven,
aprovéchate
de la debilidad
que siempre he sentido
tiene mi espalda.
Tengo tantas
patas
que se abren
en bienvenida
a tus pulsaciones.
Yo no negaré
la animalidad de mi espíritu,
así que tú no niegues
las miles indiscreciones
que siempre se te escapan
y disfrazas
como bromas.
Ahora que mi boca
se abre como manantial herido
bebe
hasta que ya no quede sequedad
en tu piel
que he descubierto
es tibia de noche.
Se junta mi arácnido deseo
con tu antártica aurora
de soleado aliento veraniego.
Son seis meses de sol
así que no perderemos tiempo
en titubeos innecesarios.
Si me tocas, reacciono.
Si me hablas, me enfriaré.
Así que tócame silenciosamente,
en una oscuridad verbal cegadora,
que yo quiero interpretar cada significado
de tu piel
y tus caricias.
Seré vidente
donde nadie ha tenido la certeza
de encontrar sentido a algo.
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