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martes, 21 de junio de 2011

11.15 AM

Ella me dijo que hoy
era el primer día de invierno,
y sin darme cuenta
un intenso dolor me apretó la garganta
y mis ojos
se llenaron de inoportunas
lágrimas.

Sí...
Hoy es el primer día de invierno,
pasado el otoño,
ahora solo se intensifica
mi ansiedad.

Hoy te veré...
En el primer día de invierno.
Vuélvete importante,
vuéltete necesaria...
Así,
quizás borres toda la melancolía
que despierta en el frío y la lluvia.

Me dijiste que hoy era el primer día de invierno,
lloré,
adolorida,
cansada,
rendida...
Pero tú me dijiste
que todo iba a estar bien...
Como si adivinaras,
toda mi preocupación.

Solo espero limpies todo eso
con una flamante sonrisa.









No vemos más rato...

sábado, 18 de junio de 2011

Fantasmas

Lluvia y frío, lluvia y frío...

Pareciera que la ventisca me clavara por dentro,
sus miles dedos metálicos,
que traen bajo las uñas recuerdos dolorosos.

Escucho una madre que pide:
"no me pegues más..."
Y junto a este lamento, los latidos de mi corazón,
acelerado, herido, amoratado, cansado...

Siento un beso profundo,
donde entre sus labios se dejó escapar un suspiro,
un "te amo Nataly"... Con una voz tan profunda,
que hubiera jurado que era su alma la que había hablado.
Pero en realidad había hablado solo la pasión.

Veo a dos niñas en un baño de un colegio,
una le pega a la pared con la mano derecha empuñada,
iracunda, ansiosa, triste...
De esa tristeza que te lleva a la desesperación.
La otra niña le retiene la mano entre las suyas y llora...
Porque cuando las palabras estorban solo se puede demostrar con el cuerpo.
Entonces mis ojos arden furiosamente,
porque nunca antes había llorado así por una mujer.

también,
suelo recordar el sabor de los arrollados primavera...
Recién fritos,
calientes y crujientes. Acompañados de dos amigas que siempre llegaban tarde a sus casas, pese a que salían temprano del colegio.

Lluvia y frío, lluvia y frío...

Con tus dedos afilados cortas mi carne,
mi conciencia,
mi calma...
Desentierras desde el invierno eterno de mis recuerdos,
los fantasmas más temidos que se han ido alojando
y que me atormentarán para toda la vida.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Tu batalla, conmigo.


Pretendes que vuelva arrodillada a tu regazo tibio,

Pretendes…

Querías doblegar mi espíritu con tu mirada acusadora,

Yo no he cometido ningún delito…

Pero tenías los ojos llorosos,

Llorabas…

Y yo no sé por qué, pero aunque quería llorar,

No lloré…

Y me escupías en el rostro tu dolor, tu amarga rabia,

Pero yo no tengo idea de celarte, ni de amarte apasionada.

Tú querías que descendiera al moho de tu tristeza, querías que te desafiara con la misma pena,

Yo soy cobarde…

Y aunque tuviera el arma para defenderme, contra ti jamás la empuñaría.

Y tus manitos me buscan en la oscuridad, querida,

Tú conmigo sientes tanta hambre,

Se te antoja la desidia...

Mírame mujer, poseedora de la certeza de tu amor apasionado,

¿Quieres junto a ti, a un ser, como yo, tan apagado?

Tengo las manos frías, querida mía,

Así que si deseas recibir de mí, una caricia, te llegará congelada como lo está mi piel,

Congelado amor…

Y algún rasguño al corazón tan bonito que has cultivado,

Te rasgaré…

Y no tengo más que mis hibernaciones y mi humor, a veces negro, para entregarte.

Yo no sé de estrecharte entre mis brazos con fuerza,

Siempre tú, me estrechas…

Y aunque quisiera darte toda mi atención, yo tengo indiferencia.

Así que si decides amarme, a ciencia cierta,

Seguirás saliendo lastimada,

Como en una batalla…

Aunque te ame,

Porque te amo.