Tu respiración es tan sutil, liviana y silenciosa, que pareciera que en cualquier momento se te irá la vida.
El cabello revuelto en la amohada, tus brazos sobre el plumón, tu ceja arqueada, tu piel.
Hay un rumor dulce en el aire, de otoño tibio, demasiado delicioso para mis sentidos.
Duermes tan pacíficamente, que tengo miedo de moverme y despertarte.
Hundida estás, en el mundo de los sueños. Yo te velaré, duerme tranquila.
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