lunes, 11 de octubre de 2010

mía

Me voy a encargar de tomar todas esas sonrisas tuyas y encerrarlas en lo más hondo de mi cuarto.
Ya te quiero ver, sin esa sonrisa no eres nadie.

¡imagínate!

Tú con esa boca logras todo lo que quieres, pero si te la quito, ya no me causarás más tormento.

Así que despídete de tu sonrisa que la voy a guardar celósamente entre mis cuadernos viejos y mis libros de la época escolar.

La voy a meter donde nadie la encuentre, donde solo yo sea capaz de tomarla.

Celósamente,

mía,

mía,

mía ésa sonrisa tuya.

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