Estos días he sentido el deseo
de involucrarme
con tu boca.
Así nada más,
solo
poner mis labios sobre los tuyos
y deslizar mi lengua a través de ellos
para encontrarme con la tuya.
Suave lengua
que se esconde tímida detrás
de tu sonrisa
seductoramente viperina.
También he pensado un poco
en tus brazos.
Una que otra noche
presentí el arrullo
tibio y fragante de tu abrazo.
Quiero caer a la turbia
y desvergonzada
decadencia de tu pecho,
y así desvanecerme
de lo tangible
en tu cuerpo.
Quiero ser
atravesada
por las espadas de tu perfume,
perceptible apenas,
pero suficiente
para atormentarme.
No me vengas con rodeos
innecesarios,
aunque admito
la delicia de tu mirada
intermitente.
Pon a prueba
mi cordura
y llévame a los abismos
más espesos y sensuales,
aquellos donde mis piernas
encerraron mi vertiente
y la secaron de tanta
indecisión.
Yo me haré la desinteresada,
como siempre,
porque no sirvo para subirle el ego a nadie.
Yo, aquí, seré la idolatrada,
y no me interesan tus necesidades,
a mí me gusta saciarme
Y adiós.
Así que abre la boca
Y ofréceme el tributo de tu lengua,
Entrégame tus manos
Y moldéame en ellas.
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