lunes, 4 de enero de 2010

Cosas de la escuela


Carlos corrió rápido por el pasillo, directo al baño.

Entró hecho una tormenta, se encerró en el cubículo y cerró la puerta.

Sus ojos comenzaron a llorar profusamente mientras su delicada entrada ardía.

¡Malditos imbéciles, animales! Masculló entre dientes mientras le temblaban las manos nerviosamente. Quiso llorar a gritos, que pena, nadie puede llorar de verdad en la escuela.

Se escapó sin que nadie lo viera, caminando con dificultad, llorando otro tanto, mirando el suelo de reojo. Quería correr, pero tenía sus entrañas desgarradas, le sangraba el culo.

Trató de recordar cómo era que había llegado a sucederle eso, cómo pasaron las cosas para que él terminara violado por seis de sus compañeros.

Ahora sí que lo recordaba, el lacerante dolor de su entrada le recordaba el otro ardiente dolor en el pecho, cerca del corazón, quizá…

Se llamaba Marcos, era el tipo más atlético de todos, el más observado. Tenía una sonrisa perfecta y los ojos más bondadosos que él hubiera visto. Pero había otro punto, él famoso Marcos era un tipo intocable, y él, un simple muchacho de apariencia imberbe y ojos bonitos. Nada más, sólo unos ojos bonitos.

Soñaba en secreto, cada noche, con un Marcos distinto. Un Marcos amable que se acercaba a recogerle los libros y llevarlo a su salón, un Marcos que lo miraba con la misma disimulada discreción que él, un Marcos que le besaba al resguardo seguro de los álamos del fondo del recinto.

El Marcos de la realidad, era más cruel.

Al Marcos de la realidad no le gustaba que lo mirasen demasiado, por eso, cuando descubrió al muchacho de los ojos bonitos le puso más atención. Algo dentro de él se prendió.

Marcos se presentó amablemente frente al chico de los ojos bonitos.

Hola, ¿cómo estás? ¿te gustaría caminar conmigo de regreso a casa?

Le dijo Marcos, con una sonrisa capaz de derretir los polos. Él, insignificante y frágil, aceptó ilusionado, sin poder creer la suerte que se le era concedida.

No era suerte, era infortunio.

Marcos lo llevó hacia los álamos donde tenía a cinco más esperándole. Aquello aterró al muchacho, ya entendía lo que sucedería, le temblaron las piernas.

Marcos cruel… Cruel amor…

¿Así que me andas mirando, hijo de perra? A los asquerosos como tú hay que exterminarlos, porque sobran.

Le dijo Marcos, con una voz demasiado aterradora como para mirarlo a la cara.

Al muchacho frágil, al de los ojos bonitos, lo patearon en el estómago y en su entrepierna. Le quebraron unas costillas y lo desnudaron violentamente.

¡Llora como niña! ¡Es una niña con pene!

El primer miembro entró en el chico con dificultad, con dolor y rudeza.

Él no podía parar de llorar, sentía como le sangraba su interior.

¿Te gusta esto, marica? ¡Apuesto a que lloras de felicidad, puto de mierda! Pero aquí tienes tres hombres para que te sientas una mujer de verdad, enfermo.

Cuando salió uno, entró el otro.

Se rasga la piel delicada, sangran las entrañas, llora el niño bajo el cuerpo violento del hombre que amó.

Llora el muchacho violado, abandonado a la sombra de los álamos.

Llora el muchacho violado, nadie lo ayudará, tiene que aprender a levantarse solo.


3 comentarios:

Antoh dijo...

Dios.... Juro que te extrañare mas que la CTM...

no te vayas.. Esposa.. no me dejes solita...


U.U

Te amo Love.

=`(

Anónimo dijo...

Naty!!
no estás parece en tu house :(
te extraño amiga!
quería que vinieras este sabado
pero weno
te esperaré
te quiero mucho linda
me encantó el relato
muy bien logrado!

Darling dijo...

u.u me gusto el escrito, bueno mujer espero que cuando vuelvas te pongas a escribir mucho y asi el dia que yo regrese me dedicare a leer todos.
ojala lleges bn pero cuando tu lleges yo ya no estare =/
te adoro y te extrañare

OTRO YO.