martes, 1 de junio de 2010

Momento

Estás hecha de la luz diáfana de las farmacias,

Caminas entre las vitrinas con sutileza y humildad,

Tu boca sonríe por capricho de los músculos…

Tu cadera se contornea porque te sabes observada.

Mis ojos, sombríos y apagados,

Con ojeras groseras que te ofenden,

Te observan.

Me sonríes, ¿qué más podrías hacer?

Yo desvío el rostro, desvío los pensamientos,

Tiemblan estas manos que podrían arañarte.

Tú y tu figura se alejan con despreocupación.

Los tormentos de tu cuerpo me los guardo para mí,

La sonrisa que no te di, quizá te la de en sueños,

Y el beso que quedó en la iniciativa, a otra lo daré.

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