domingo, 8 de agosto de 2010

En la tarde...

Me pinté las uñas color carne. Imaginé que cuando me vieras me tomarías las manos y las besarías.

Pero luego, en el segundo maldito del despertar, me di cuenta de que ya no estás aquí, y que no volverás a estar jamás.

1 comentario:

Hombre_araucaria dijo...

es dicotomia que tienen los sueños, como plegaria de deja-vu constante en el ilusorio colectivo.

buenos escritos, de ambigüedad carnosa y visual.

saludos