sábado, 10 de diciembre de 2011

Prefiero morderte

Tú me dices que por qué ya no escribo de ti, mi amor.

Ya no escribo porque no es necesario, porque de la letra pasó a la vida, de la ansiedad pasó al deseo.

Te vivo, te abrazo, te beso, y en cada acto la ansiedad se vuelve viento.

Cuando te tengo cerca no puedo ignorarte, necesito que me toques, aunque sea el pelo.

De la idealización pasamos al concreto. Te quiero, te quiero, y más quiero decírtelo siempre y a cada rato. Que no dudes de mí en ningún instante, porque eres la única que me hierve la sangre.

Y quiero darte un beso en el que nos perdamos toda la tarde, morderte el cuerpo para que en ese dolor presientas la huella de mi ausencia, que es deliciosa, si piensas que cuando nos reencontremos te abrazaré con fuerza y me desharé en tus brazos.

El otro día pensaba en lo mucho que me gustan tus manos. Siempre me fijo en las manos de la gente, y las tuyas, mi amor, son hermosas. Me acaricias con tanta profundidad que quizás no te des cuenta, pero el cuerpo habla mejor que las palabras mismas, que temo que cuando leas esto no lo entiendas o te parezca poco. Cuando la piel se estira en tus nudillos me dan ganas de mordértelos, quizás algún día te muerda y te engulla, para que así termines de rondarme en la mente y te quedes un ratito tranquila en mi alma.

Tus manos, mi amor, tienes que regalármelas. Sírvemelas con vino blanco helado, que yo jamás despreciaría esa carne caliente que calienta la mía.

Tan solo quisiera que nos fuéramos a otro planeta y así nadie fuera motivo de celos o molestia.

Hay noches en que me gustaría tenerte a mi lado, para saciar esta angustia del corazón, porque sabes que yo no soy cariñosa, lo que no sabes es que no soy cariñosa con cualquiera. Porque yo necesito el abrazo del que me pide el cuerpo, no de cualquiera, que eso sería un insulto a las necesidades del alma. Por eso te abrazo tan fuerte, por eso te beso de improviso, por eso te muerdo. Porque paso hambre de ti, porque nunca es suficiente, malcríame hasta el hastío, que quiero solo necesitar tu abrazo y tu beso, que nadie más me toque, solo tu perfume… Ese perfume que queda rondando en mi nariz horas después de tu partida.

Toda palabra se confunde y transforma, quiero morderte ahora mismo en la espalda, dejarte huellas por todos lados, y ser tan dulce contigo como para intoxicarte. La palabra siempre me quedará corta contigo, prefiero morderte muy fuerte y quizás algún día ya no sentir esta angustia de estar encerrada en mi cuerpo.

2 comentarios:

Catalina.amunoz dijo...

Eres maravillosa <3

Antoh dijo...

Jajajaja…

Tu siempre… tan… tan… Explicita.
Cariños ¡