Atrápame muy fuerte,
más fuerte, cariño.
Mira que tengo un par de piernas un poco coquetas,
de la mano de una cadera amplia y redondeada,
que se contornea coqueta al bajar las escaleras.
Debes ser rápido,
despierto,
galante,
caballero.
¿Crees que tengo paciencia de sobra?
Cariño, si no eres lo que quiero,
con una sonrisa y una mirada insinuante
conseguiré lo que deseo.
No me vengas con arrebatos
hirientes
ni actitudes desafiantes.
Si no me tratas como seda
buscaré manos más gentiles.
Hoy en el metro,
tres pares de ojos se fijaron en mí con insistencia,
yo sonreí suavemente,
acaricié mi cabello,
retoqué mi carmín.
Cariño, si eres lento
alguien más podría venir
y robar tu destino.
No es que no me guste estar entre tus brazos,
pero los juegos de niños déjalos para la coquetería,
que si no te paras bien en la tierra,
el viento te llevará a lejanas praderas.
Sin mí,
sin mi beso que te tienta y desespera.
Si yo te lo dí,
bien puedo quitártelo.
Quizás me duela el corazón,
pero ya no estoy para indecisiones.
¿Te imaginas sin mis besos de cereza,
sin mi mano que acaricia insistente tu cuello,
sin mi voz dulce,
sin mi risa?
Ahora,
¿Te lo imaginas?
más fuerte, cariño.
Mira que tengo un par de piernas un poco coquetas,
de la mano de una cadera amplia y redondeada,
que se contornea coqueta al bajar las escaleras.
Debes ser rápido,
despierto,
galante,
caballero.
¿Crees que tengo paciencia de sobra?
Cariño, si no eres lo que quiero,
con una sonrisa y una mirada insinuante
conseguiré lo que deseo.
No me vengas con arrebatos
hirientes
ni actitudes desafiantes.
Si no me tratas como seda
buscaré manos más gentiles.
Hoy en el metro,
tres pares de ojos se fijaron en mí con insistencia,
yo sonreí suavemente,
acaricié mi cabello,
retoqué mi carmín.
Cariño, si eres lento
alguien más podría venir
y robar tu destino.
No es que no me guste estar entre tus brazos,
pero los juegos de niños déjalos para la coquetería,
que si no te paras bien en la tierra,
el viento te llevará a lejanas praderas.
Sin mí,
sin mi beso que te tienta y desespera.
Si yo te lo dí,
bien puedo quitártelo.
Quizás me duela el corazón,
pero ya no estoy para indecisiones.
¿Te imaginas sin mis besos de cereza,
sin mi mano que acaricia insistente tu cuello,
sin mi voz dulce,
sin mi risa?
Ahora,
¿Te lo imaginas?
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