sábado, 15 de septiembre de 2012

3.33 PM

caíste.
Te veo los ojos y hay en ellos un dolor tremendo,
la angustia terrible,
de lo que no puedes manejar.

Ya no hay vuelta atrás.
Mi boca será la cárcel de tus pasiones,
y el licor nuestra bencina que prenderá motores.

No intentes olvidarme,
ya no podrás.
Ahora que mi mano te ha marcado la mejilla,
pasaste a ser de mi propiedad.


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