lunes, 8 de noviembre de 2010

Desahogo de Benjamín


  • - Dígame, ¿cuál es su necesidad de escarbar en heridas viejas y apenas curándose?
  • - Es por su prima, Inglaterra merece conocer a la mujer que dio tanto orgullo a su nación.
  • - Si Inglaterra supiera quien fue en verdad Agatha, creáme, no se enorgullecerían.
  • - ¿Tan oscura fue la vida de su prima?
  • - Oscura no, sino que demasiado colorida, los Ingleses se sonrojarían ante tan descarada mujer.
  • - Habla de ella con cierto tono rencoroso.
  • - Rencor jamás, quizás algo de molestia y hastío, pero jamás pude odiarla de verdad.
  • - Usted deja entrever matices de ella un poco oscuros.
  • - Agatha provocaba éso en la gente, provocaba amor-odio, fascinación-decepción, lujuria-calma, en fin... Provocaba tensiones.
  • - ¿Ha tenido amigos alguna vez señor Benjamín?
  • - Obviamente, como todo el mundo.
  • - No, no me refiero a los compinches de juergas o simples conocidos, me refiero a una persona a la que usted le cuente todo, sin tapaduras, sin vergüenza.
  • - ...
  • - Le dejaré mi tarjeta. Si necesita hablar con alguien no dude en venir a verme. Yo lo escucharé atento.
  • - Me escuchará sólo por saber de mi prima.
  • - En parte sí, soy sincero, pero también deseo conocerlo a usted.
  • - ¿Por qué?
  • - Porque me gustaron sus ojos.

Se marchó y me dejó congelado. Al cerrar la puerta de la casa me fui a la habitación de Agatha. Todo tenía aquél olor a encierro y olvido, a polvo y recuerdos. Me senté al borde de su cama, aquella cama llena de recuerdos calientes y dolorosos. Hundí mi cara en la almohada tratando de imaginar mi vida si ella no hubiera existido; pero fue en vano, todo lo que soy lo forjó ella, con sus garras, con sus besos, con su tremendo dolor que a veces yo tuve que llevar en mis espaldas, ayudándola a sobrevivir pese a la condena de su muerte. Cuando ella murió, me convertí en el heredero de sus recuerdos y sus estigmas. Llevo a cuestas lo que quedó de su vida y las sobras de la mía. Viviendo por vivir más que por algún motivo importante. Al menos lo que me consuela es que aún siento, aunque sea solo dolor, pero sigo sintiendo.

  • - Pensé que no vendría.
  • - Nunca tuve amigos de verdad.
  • - Lo comprendo con solo mirarlo.
  • - No entiendo.
  • - Usted, aunque tiene unos ojos hermosos, están teñidos de una tremenda soledad.
  • - Ha acertado mejor que mis asesores financieros.
  • - Si me lo permite, quiero tener su entera confianza.
  • - ¿Acaso no es de mi prima de quién quiere saber? Es de ella de quien escribirá su libro.
  • - Si quiero conocer a Agatha, también debo conocerlo a usted.
  • - ... ¿Sabe por qué lo ayudaré?
  • - ¿por qué?
  • - Porque tengo unas tremendas ganas de suavizar el peso que llevo de ella, ya me estoy agotando, temo algún día despertar y ver que he perdido la voz, así como ella.
  • - Su prima perdió la voz por un problema físico.
  • - Se equivoca, ella perdió la voz porque simplemente ya no tenía nada más que decir a las personas, y aunque me duela, ya no tuvo nada más que decirme a mí.
  • - Pero, Benjamín, si me permites llamarte por tu nombre, tú aún tienes mucho que decir, y yo, estoy a tu entera disposición para escucharte.


Benjamín... El de los ojos azul cielo y el cabello de rubio dorado.
Tengo una deuda tremenda con Benjamín. Apenas se le conoce, salvo por su belleza que atrae a todos sin distinción de género.
Ahora quiero pagar esta deuda, quiero que Benjamín hable al fin, para sanar, o quizás para recordar la que fui, ver la que soy, y presentir la que seré.

1 comentario:

Antoh dijo...

uhm faltaba el ultimo personaje.