viernes, 12 de noviembre de 2010

Otets i Sin


¿Hasta dónde puede llegar la profundidad del amor?
¿Qué tanto somos capaces de soportar la lejanía del otro, qué tan larga es la cuerda de la libertad?

Mientras la otra persona sigue su vida, nosotros vamos en descenso, hacía atrás, hacia el mismo fin.

- ¿Sabes lo que dicen los santos acerca del amor paterno?
- ¿Los santos? ¿amor? ¿estuviste leyendo? ¿dónde?
- El amor de un padre... Crucifica. Un hijo que ama, deja que lo crucifiquen. Ni siquiera comprendo el significado de eso...

Yo aquí sintiendo, palpitando, tratando de imaginar la magnitud de tu descontrol interno, queriendo abrazarte, besarte, y aún sabiendo que ésa boca no es la que quiero, que tu máscara, pese a ser impresionantemente bien hecha, no es tu cara, no tiene la rasposidad exquisita de tu barbilla sin afeitar, ni el rictus infantil antes de sonreír.

He aquí la crucificada, pendiente está mi resurrección, vago por nubes escandalosamente rojas, de ocaso, de recuerdos, de necesidad.

Aunque mire tu rostro, nada encontraré. Por eso te miro tan poco, me cuesta vivir con el impostor, anhelando al hermoso, sabiendo que no volverá, porque al crucificarme, te mataste.


Fotografía y cita en cursiva de la película Otets i Sin, del año 2003. Drama nebuloso y ensoñado de un sentimiento demasiado abrumador para darle un nombre, padre e hijo, amor profundo e intrincado.

No hay comentarios: