lunes, 5 de octubre de 2009

Entre tus manos, el capullo.

Entonces se abre el capullo de la vida, estoy adentro de aquellos pétalos púberes.

Apareces tú, y tu manto de seda chocolate… Tu piel de caramelo que enciende mi hambre.

Tu respiración como el aliento de la vida,

Respiro, te fumo, te consumo…

Nunca es suficiente, jamás lo será.

Se han roto los pétalos, me he hecho mil pedazos en el suelo manchado de colillas de cigarro y alcohol.

Y tu mano… Pequeña y distante, arranca ramos de flores a mi alrededor.

Todos te miran, yo te miro mientras haces añicos mis emociones.

Tú no lo sabes, criatura infernal,

Los mechones de cabello que ansío tocarte te tapan la vista, tú no puedes verme como yo quiero que me veas.

Y luego que he quedado desnuda, vestida únicamente con la vergüenza de tanto anhelarte, me tapo el pecho para que no descubras mi naturaleza.

En el fondo me da tanto miedo de que en verdad, me veas.

Entonces comienzo a caminar, sorda a los consejos y sugerencias, alejándome de ti y de todos.

Pero mi rostro se vuelve, mis ojos anuncian, sólo te puedo mirar a ti.




1 comentario:

Sereg Luin dijo...

Hola.. buen texto.. de caretas y feromonas, de tormento complice... me gusto haber encontrado tu blog.. Saludos