domingo, 4 de octubre de 2009

Estéril Arena


Encontrarás bajo la puerta los residuos de tu conciencia. Abrumado y receloso del mundo. Todas las nubes se volverán agua cuando reconozcas, arena eres, tierra jamás serás. ¡Y cuánto te dolerá!, saber que has viajado tanto por el aire, conocido infinitos lugares y hasta habéis sido mojado por el fecundo mar. Pero no verás frutos. No verás árboles gigantes ni raíces subterráneas, porque, en la arena nada se puede edificar.


Querrás coger algo para alimentarte, y de hambre morirás. Buscarás la mano cariñosa y estable. Con frío morirás antes de volverla a agarrar. Y sonreirás… De una carcajada la vida se te escapará. Y con tus ojos bonitos, esos ojos tan bonitos… Jamás aprendiste a llorar.

¡Por qué gritas! ¿Acaso no ves que la voz no te sale ya?

Corres por el campo furioso, renegando de tu propia identidad. Caerás en esa tumba arenosa, esa que el viento soplado por tu boca, se moldeó. Y todos te llorarán, todos aquellos maravillosos extraños que conviven en tu volátil memoria, llorarán y morirán.

No sonrías, y no trates de llorar mi dulce niño. Mejor apaga la luz y duerme conmigo.

Sutil… Suave en el satín de tu piel brillante me acunaré. Déjame acariciarte el rostro una vez más, antes de que te escapes de mis manos, convertido en arena, en dorada arena que, volverá al desierto estéril de su tristeza oculta donde se crió.




Este escrito nació con tanta rabia, con tanto dolor... Aun no puedo olvidar el alivio que sentí cuando terminé de escribirlo, como si me hubiera sacado un cáncer.



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