Inocente, juguetona,
Colocó a la mota de pelo en el toldo superior.
Se ubicó debajo de este y vio las patitas del animal.
Los pasitos apresurados, el sol chocando con aquel cuerpo delicado, bañándola con la sombra agigantada de él.
El cachorro asomó su cabecita a la orilla,
¡Ven, ven!
Obediente, el animalillo saltó.
Basto eso para comprobar,
Los perros no caen de pie.
Tengo esa imagen, llegó de golpe, cuando saltó. Creo q cayó de pie, le dolió mucho... Dio tres pasitos dolorosos, sin dejar de emitir su llanto. A mí también me dolió. Los niños pueden ser tan inocentemente crueles, en ese estraño juego de ensayo y error.
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