jueves, 1 de octubre de 2009

Niña traviesa.


Inocente, juguetona,

Colocó a la mota de pelo en el toldo superior.

Se ubicó debajo de este y vio las patitas del animal.

Los pasitos apresurados, el sol chocando con aquel cuerpo delicado, bañándola con la sombra agigantada de él.

El cachorro asomó su cabecita a la orilla,

¡Ven, ven!

Obediente, el animalillo saltó.

Basto eso para comprobar,

Los perros no caen de pie.


Tengo esa imagen, llegó de golpe, cuando saltó. Creo q cayó de pie, le dolió mucho... Dio tres pasitos dolorosos, sin dejar de emitir su llanto. A mí también me dolió. Los niños pueden ser tan inocentemente crueles, en ese estraño juego de ensayo y error.


No hay comentarios: