No quiero trucos.
No quiero un “hago esto para que te des cuenta de esto otro”
No.
Yo quiero que seas la palabra viva que se desliza descarada
por tu dulce lengua. Esa lengua que ha servido para darme placeres más que
inolvidables… Por eso, no la uses para amargarla con sonidos de rabia, de
desagrado, de despecho.
Mis brazos están abiertos y fragantes para ti. No me
condenes.
No me pongas trampas, que soy amiga del suelo y me tiro a él
con alevosía para besar la tierra. No me tiendas trampas demasiado peligrosas,
que por no ceder, caeré a cada una de ellas con regocijo.
Dame más alegrías y menos reproches…
Dame más besos y menos desdenes… Que tengo débil la fuerza y
no sé cuándo estoy siendo demasiado lejana, o fría… Para mí es normal pasar la
tarde solitaria junto a la ventana y un té. Que para mí el tiempo que paso
contigo no se mide en cálculos matemáticos, sino que en lo llenito que me dejes
el corazón.
No me exijas nada… Que no sé trabajar bajo presión. Que lo
obvio no tiene magia… Más preferiría que me acariciaras con intención a que
simplemente me dijeras que me amas.
No necesito tanto, por ende no comprendo lo que es
entregarlo todo.
No comprendo la naturaleza de mis sentimientos. Prefiero
decirte que estoy hecha de instintos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario