La pasión no tiene cuerpo. Está hecha solo de piel…
Piel extensa que es devorada con hambre por una boca
ambiciosa.
Esa boca que me besa los pechos con deleite…
Entrégame la lengua que provoca mi animalidad.
Si me sacas la ropa de ésa manera, con ésa voz, yo me
volveré de agua entre las piernas.
No me preguntes nada, tú solo toma las riendas de mis
piernas.
Me gustó estar encima de ti… Con esa desesperación tuya que
se sentía a través de la ropa.
¿Yo provoqué eso? Me halagas.
Si nos gustamos tanto, no lo pienses más y atrévete a cruzar
unos cuántos límites.
Yo dejé mis límites por ti. Ahora tú, compláceme.
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