Estabas ahí,
desesperado frente a mí
diciendo:
¡Decídete!
y yo,
muerta de angustia
mirando tus ojitos
que tenían esa expresión
tan dolorosa.
Esas palabras ya me las dijeron antes...
Y si en su momento
no supe qué responder,
hoy tampoco puedo hacerlo.
Te tomé de las manos,
te acaricié el rostro.
No me mires así nunca más,
jamás vuelvas a poner
frente a mí
aquélla expresión.
Se me partió el alma
y al recordarla palpita otra vez
la angustia
y desesperación
que me transmitiste.
¡Estoy aquí por ti!
te calmaste.
Volvió tu mirada
a su normal estado
dulce
y
obnubilado
por mí.
Aunque admito,
querido,
que aunque esos ojos
me mataron de angustia
al verse tan desesperados,
daría lo que fuera
por volver a verlos así,
arrebatados
por mí.
desesperado frente a mí
diciendo:
¡Decídete!
y yo,
muerta de angustia
mirando tus ojitos
que tenían esa expresión
tan dolorosa.
Esas palabras ya me las dijeron antes...
Y si en su momento
no supe qué responder,
hoy tampoco puedo hacerlo.
Te tomé de las manos,
te acaricié el rostro.
No me mires así nunca más,
jamás vuelvas a poner
frente a mí
aquélla expresión.
Se me partió el alma
y al recordarla palpita otra vez
la angustia
y desesperación
que me transmitiste.
¡Estoy aquí por ti!
te calmaste.
Volvió tu mirada
a su normal estado
dulce
y
obnubilado
por mí.
Aunque admito,
querido,
que aunque esos ojos
me mataron de angustia
al verse tan desesperados,
daría lo que fuera
por volver a verlos así,
arrebatados
por mí.
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