lunes, 27 de agosto de 2012

6.08 PM

El corazón es un órgano vital
situado en el lado izquiero del pecho.

Y si está tan bien ubicado,
¿Por qué a veces es tan difícil llegar a él?

Cuando me hablas de aquélla conexión,
que te permite aún sentirme,
aún presentir mis emociones,
me congelo.
El corazón se arrebata.
Lo localizas.

Y ahora me encuentro aquí,
situada en la brumosa inconsistencia
de mis actos.
Pensándote.
Añorándote.
Utilizándote como material
masturbatorio.

Tan claro y a la vez tan oscuro,
como lo es el lenguaje del cuerpo
y sus necesidades.
Porque si el corazón es un órgano vital,
tú le das consistencia
a su existencia.

Cuando todo está caótico,
como suele sucederme,
pienso en tu abrazo
y tu palabra conciliadora.

Pero todo es tan inconstante,
que no podría volver a desgarrarte.
Mejor te sigo dedicando palabras,
para nada inofensivas,
pero sueltas a la deriva
de tus ojos asustados de la marea.



 



jueves, 23 de agosto de 2012

Lo inevitable

Quiero que tus piernas se enreden con las mías.
Frótate contra mí.
¿Quieres que haga ruidos?
Los haré,
en tu oído,
suavecito,
despacito,
¿Te gusta?

Tócame la cintura,
decidida,
tierna,
brutal...
Márcame la espalda...

Algo tienen
las bocas femeninas...
Una especia de hálito dulce,
inevitablemente, adicitivo.

Una vez que pruebas
la dulce boca de una mujer,
te rindes...
Sabes que tarde o temprano
te volverá a tentar.

 

martes, 21 de agosto de 2012

7.25 PM

La venita que cruza
por mi pecho
arterias y tejido
duele.

Palpita
algún recóndito
punto de dolor
en mi cabeza.

¿Cerremos los ojos un momento?

Parecías dormido
en tu lecho
de fragante tierra
mojada.

La cal
te dotó de un aura
casi
fantasmal y divina.

Y ahora
me duele la cabeza
de haberte llorado
tanto.

Palabras insensibles,
nada de lo que escriba
podrá
honrarte.



miércoles, 15 de agosto de 2012

Paramnesia

Vi aquél beso,
osado,
profundo,
íntimo.
Esas manos
deliciosas y delicadas
tocando levemente,
y por sobre la ropa,
los pechos que chocan entre sí
con firme pasión.

Dentro de mí
dolió algo recóndito,
que no puedo ubicar perfectamente,
pero que tengo claro
donde está.

¿Dónde estás?

Las bocas
de barbillas suaves
se besaron con hambre.
Recordé tu boca,
o quizás,
más específicamente,
invoqué tu boca
en todas las bocas
femeninas.

Te atrapo
y te dejo ir.
No tengo fuerza en los brazos
para sostener
espíritus débiles.

Me gustan las manos bonitas,
bonitass y de uñas pintadas
de color piel.

Esas manitos,
femeninas,
deambulaban temerosas
pero
inquietantemente
presurosas
de terminar con la angustia
del deseo.

Paramnesia, querida.
Todo se reduce
en aquél
incómodo palpitar
de mi entrepierna,
que clama mis manos,
pero al que me niego
a responder.

Porque no quiero mis manos,
no.
Quiero las tuyas.
Si no,
no.


10.32 PM

Yo no te pedí así.
No eres para nada,
ni en lo más mínimo,
lo que yo imaginé.

Pero aún así,
no puedo evitar
el regocijo
en mi interior
cuando me besas
la frente.

La ciudad te espera,
para que vuelvas
a establecer
sueños
palpables.
Deja de estar
a la deriva.
Yo te espero,
no sé si para siempre,
pero recemos
para que la ilusión
no se quiebre
mañana.




lunes, 13 de agosto de 2012

8.42 PM

Ahora pienso ti
con una ilusión quinceañera
no apta para un corazón cuarteado como el mío.


Añoro estar entre tus brazos
con una nostalgia dulce del recuerdo reciente.

Hoy, que hace tanto frío, la ciudad se hace más grande y vacía.
Hay en mis ojos el fantasma de una necesidad cargada de añoranza.
Tú no perteneces a la ciudad,
no te quiero obligar a establecer en este frío
un espacio al cual fingir
pertenecer.

Ni siquiera en mi cuerpo
encuentras sosiego.
Mis pechos no han sabido calmarte el invierno de la distante mirada,
ni la opulencia de mis muslos el hambre del alma.
Y yo que me entrego a ti con tanta generosidad...
Germina en mí la angustia del amante desesperado.
No yo,
que yo de desesperación conozco solo la que surge en la intimidad,
cuando la piel se vuelve la barrera que no me deja tocarte más intimamente.
Sino que la tuya,
por no saber bien qué hacer,
por no comprender la profundidad,
por quizás no haberla practicado.

domingo, 5 de agosto de 2012

En éxtasis

Me lengua comenzó a cosquillear. La cerveza que tomaba era la más deliciosa, la más refrescante. Era una simple y vulgar Becker, pero a mí me parecía ambrosía.
No sé a qué fuimos al cuarto, solo lo sentí en la oscuridad buscar mi boca.

Las rodillas me fallaron y me aferré a él con miedo a la muerte. El beso profundo me caló las entrañas e, involuntariamente, comenzó la orquesta de suspiros.

Llévame hasta el borde del precipicio, pero no olvides la ternura... No dejes de lado los halagos y las eternas confesiones arrebatadas de pasión. Con una simple palabra, al oído, dicha suavemente, puedes provocar tanto como con una caricia.

Yo estaba en éxtasis.



8.19 PM

Astuto.

Eres un vil
gato astuto.

Sabes ronronear
para manipular
mi ánimo.





viernes, 3 de agosto de 2012

jueves, 2 de agosto de 2012

La Bonita


Le dicen La Bonita.
Sonríe y bebe como si tuviera diez años más de los que posee. La precoz picardía de su mirada provoca ardores incómodos en los pantalones de los caballeros, y prejuicios envidiosos en las demás damas.

La Bonita se ríe con coquetería, sabe que si deja caer su cabellera sedosa y castaña hacia atrás, su cuello blanco se lucirá con gracia de cisne.

Numerosos han sido los que se han atrevido a invitarla por ahí. La Bonita no tiene dueño, ella se entrega un poco a cada uno, por eso, no es de nadie. Regala un beso al que le haya abierto la puerta del auto con caballerosidad, derrite con una caricia al que le haya alagado con palabras llenas de labia.

Se pasea por las calles como una niña, mientras fuma un cigarrillo con cara de putita. 

A La Bonita no le interesa mucho lo que digan de ella, para eso tiene un tropel de caballeros que se preocuparán de que no se ensucie demasiado su nombre. Solo un poco, leves manchas que la hagan más interesante y no menos dama.

Nunca le falta alcohol y cigarrillos. Siempre hay manos rápidas que ofrecen el cielo a su paso. La Bonita acepta todo con sonrisas acarameladas, una caricia por aquí, un leve beso por acá. Nada demasiado comprometedor. Porque solo el verdadero merecedor podrá algún día saborear la cereza de su lengua.