domingo, 5 de agosto de 2012

En éxtasis

Me lengua comenzó a cosquillear. La cerveza que tomaba era la más deliciosa, la más refrescante. Era una simple y vulgar Becker, pero a mí me parecía ambrosía.
No sé a qué fuimos al cuarto, solo lo sentí en la oscuridad buscar mi boca.

Las rodillas me fallaron y me aferré a él con miedo a la muerte. El beso profundo me caló las entrañas e, involuntariamente, comenzó la orquesta de suspiros.

Llévame hasta el borde del precipicio, pero no olvides la ternura... No dejes de lado los halagos y las eternas confesiones arrebatadas de pasión. Con una simple palabra, al oído, dicha suavemente, puedes provocar tanto como con una caricia.

Yo estaba en éxtasis.



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