Me lengua comenzó a cosquillear. La cerveza que tomaba era la más deliciosa, la más refrescante. Era una simple y vulgar Becker, pero a mí me parecía ambrosía.
No sé a qué fuimos al cuarto, solo lo sentí en la oscuridad buscar mi boca.
Las rodillas me fallaron y me aferré a él con miedo a la muerte. El beso profundo me caló las entrañas e, involuntariamente, comenzó la orquesta de suspiros.
Llévame hasta el borde del precipicio, pero no olvides la ternura... No dejes de lado los halagos y las eternas confesiones arrebatadas de pasión. Con una simple palabra, al oído, dicha suavemente, puedes provocar tanto como con una caricia.
Yo estaba en éxtasis.
No sé a qué fuimos al cuarto, solo lo sentí en la oscuridad buscar mi boca.
Las rodillas me fallaron y me aferré a él con miedo a la muerte. El beso profundo me caló las entrañas e, involuntariamente, comenzó la orquesta de suspiros.
Llévame hasta el borde del precipicio, pero no olvides la ternura... No dejes de lado los halagos y las eternas confesiones arrebatadas de pasión. Con una simple palabra, al oído, dicha suavemente, puedes provocar tanto como con una caricia.
Yo estaba en éxtasis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario