miércoles, 15 de agosto de 2012

10.32 PM

Yo no te pedí así.
No eres para nada,
ni en lo más mínimo,
lo que yo imaginé.

Pero aún así,
no puedo evitar
el regocijo
en mi interior
cuando me besas
la frente.

La ciudad te espera,
para que vuelvas
a establecer
sueños
palpables.
Deja de estar
a la deriva.
Yo te espero,
no sé si para siempre,
pero recemos
para que la ilusión
no se quiebre
mañana.




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