jueves, 2 de agosto de 2012

La Bonita


Le dicen La Bonita.
Sonríe y bebe como si tuviera diez años más de los que posee. La precoz picardía de su mirada provoca ardores incómodos en los pantalones de los caballeros, y prejuicios envidiosos en las demás damas.

La Bonita se ríe con coquetería, sabe que si deja caer su cabellera sedosa y castaña hacia atrás, su cuello blanco se lucirá con gracia de cisne.

Numerosos han sido los que se han atrevido a invitarla por ahí. La Bonita no tiene dueño, ella se entrega un poco a cada uno, por eso, no es de nadie. Regala un beso al que le haya abierto la puerta del auto con caballerosidad, derrite con una caricia al que le haya alagado con palabras llenas de labia.

Se pasea por las calles como una niña, mientras fuma un cigarrillo con cara de putita. 

A La Bonita no le interesa mucho lo que digan de ella, para eso tiene un tropel de caballeros que se preocuparán de que no se ensucie demasiado su nombre. Solo un poco, leves manchas que la hagan más interesante y no menos dama.

Nunca le falta alcohol y cigarrillos. Siempre hay manos rápidas que ofrecen el cielo a su paso. La Bonita acepta todo con sonrisas acarameladas, una caricia por aquí, un leve beso por acá. Nada demasiado comprometedor. Porque solo el verdadero merecedor podrá algún día saborear la cereza de su lengua.

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