martes, 21 de agosto de 2012

7.25 PM

La venita que cruza
por mi pecho
arterias y tejido
duele.

Palpita
algún recóndito
punto de dolor
en mi cabeza.

¿Cerremos los ojos un momento?

Parecías dormido
en tu lecho
de fragante tierra
mojada.

La cal
te dotó de un aura
casi
fantasmal y divina.

Y ahora
me duele la cabeza
de haberte llorado
tanto.

Palabras insensibles,
nada de lo que escriba
podrá
honrarte.



No hay comentarios: